“La conclusión de ambos gobiernos es que para tener un impacto en una República Federal -dónde 90% de la actividad policial, judicial y criminal ocurre a nivel de los estados- es necesario tener colaboración directa con estos”, afirmó Brownfield durante una rueda de prensa con medios hispanos, en la que explicó las nuevas aproximaciones de Estados Unidos a la lucha contra el narcotráfico en la región, y que incluye un recorte monetario significativo al Plan Mérida.
El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en su presupuesto para el 2016 solicitó al Congreso la aprobación de mil millones de dólares para reducir la inmigración ilegal desde países de Centroamérica. La mayoría de esos recursos serán destinados a proyectos de desarrollo económico y social, 205 cinco millones serán invertidos en la Iniciativa para la Seguridad de América Central (CARSI), mientras que solo 80 millones de dólares serán destinados para la Iniciativa Mérida, que le brinda al Gobierno Mexicano asistencia en materia de inteligencia y recursos para combatir el crimen organizado.
La nueva cifra implica una reducción importante de recursos con respecto a los 140 millones que se asignaron el año pasado. Sin embargo, Brownfield respaldó la decisión de Obama y afirmó que con los ajustes “comenzamos una nueva relación de apoyo y esperamos resultados positivos”.
La respuesta final sobre la asignación de recursos está ahora en manos del Congreso y el informe que presente el Gobierno de Obama sobre la actuación del presidente Enrique Peña Nieto en la lucha antinarcótica. “Lo que he leído, visto y oído es que el gobierno federal mexicano está tomando medidas casi heroicas para resolver el caso -de los normalistas- y esas impresiones se incluirán en nuestra respuesta al Congreso”, señaló.
Cambio de hábitos
En materia concreta de tráfico de drogas, Brownfield reconoció que en los últimos años se ha incrementado en 65% el consumo de heroína en EEUU. El uso de esta droga ha sido reportado en zonas rurales y escuelas secundarias, donde no era común antes, y ha desplazado a la cocaína y a la metanfetamina.
Este cambio de hábitos en el mercado norteamericano ha generado un cambio en la producción y tráfico de drogas en México. Pese a que 85% de la heroína es producida en Afganistán, 95% del producto consumido en EEUU viene de Latinoamérica, principalmente de México, que, según Brownfield, hoy supera a Colombia en el tráfico de este producto.
Calificó esta situación de “crítica” y destacó la necesidad de mantener la cooperación entre las naciones para salir adelante. En este sentido, explicó que como medida para garantizar que los recursos no sean asignados a funcionarios o instituciones corruptas se planteó el objetivo de crear una división de policía interna, que monitoree a las autoridades y que ayude a descubrir los nichos de corrupción.