El jueves pasado, un día después del histórico fallo de la Suprema Corte en el que concedió un amparo a 4 personas para producir, consumir y transportar mariguana con fines lúdicos, me preguntó Fly Fermín “Entonces? qué sigue??? qué hacemos???” después de resaltar que una lluvia de amparos en cadena podría afectar negativamente ya que podría haber fallos en sentido opuesto que perjudiquen la causa y el camino del necesario cambio en la política de drogas hacia una liberación y regulación integral de la cannabis.
Creo que su pregunta iba dirigida en particular a qué sigue para que las personas usuarias de esta planta puedan hacer un uso libre y recreativo en el corto plazo, y para eso vale la pena ver los seis pasos para que puedas producir, consumir y transportar mariguana legalmente que Ximena del Cerro publicó en Vice la semana pasada.
Sin embargo creo que lo que sigue va mucho más allá. Sigue lo que sigue, o como dicen lxs compas del sureste, falta lo que falta.
Sigue que detengamos esta dolorosa y absurda guerra que no queremos, no pedimos y que legitiman en nuestro nombre;
Sigue que aparezcan las personas desaparecidas para que una por una regresen a casa con quienes tienen que estar;
Sigue que dejen de morir asesinadas con violencia más de 50 personas al día, que dejen de ser detenidas entre 50 y 60 personas cada día por posesión de mariguana y por su consumo aún cuando el consumo no está tipificado como delito, que diario cientos de personas puedan quedarse en sus hogares y no ser desplazadas por la violencia, que dejen de gastar millones del presupuesto público en su estrategia de seguridad y se invierta en educación, salud, transporte y tantos otros rubros más que necesarios, demasiado dolor nos ha costado ya esta guerra;
Sigue la justicia, empezando por una amnistía y una disculpa merecida y necesaria a todas las personas que se encuentran en la cárcel sin ningún debido proceso por usar una planta, cargarla, portarla, llevarla encima pues, y por todos los delitos contra la salud que no dañaron a nadie hasta que se enfrentaron al corrupto y disfuncional sistema penal. Por otro lado, falta la justicia a los responsables de esta guerra, a los presidentes, secretarios de Estado y al ejército y a todos los funcionarios públicos que han masacrado a tanta gente, que han saqueado territorios como si les pertenecieran, que se han beneficiado en perjucio del país;
Sigue que nos reconozcamos como una sociedad madura y profundamente sabia, compuesta por una maravillosa diversidad en la que todas y todos cabemos así como somos, sin necesidad de muros ni prohibiciones, es decir, ubicándonos como unos habitantes más de esta tierra que tanto nos da y que compartimos con otros animales, plantas y varios etcéteras que son valiosos en si mismos y por sus usos medicinales y recreativos que a unxs asustan y a otrxs generan curiosidad;
Sigue que participemos de un debate que lleva muchos años abierto y creciendo exponencialmente;
Sigue darle nuestro sentido y nuestra lectura al necesario paso que dio la SCJN para reconocer que es una victoria muy nuestra, de ese amplio nosotroas que incluye a quienes fumando y dialogando han logrado romper un tabú haciendo que sus familias y comunidades no tengan que abrirse a un nuevo discurso o a una política pública, sino a aceptar a un hijo, a una hermana, a un primo, a una abuela que usa plantas medicinales (y sagradas) con fines muy variados. También integran esta lucha los pueblos y naciones originarias que desde hace tanto están en resistencia; quienes en 1940 lograron que la mariguana fuera legal; las bandas de de rock y reggae que impulsaron la liberación y aceptación de esta planta; quienes han difundido desde hace décadas esta cultura desde la redacción del primer Manifiesto pacheco de México en 1985 hasta la publicación e intento de censura de la Revista Cáñamo-México, quienes desde distintas trincheras buscan que se acaben las guerras en este país y en el resto de América Latina y el mundo, de las cuales la Guerra contra las drogas es una que legitima la violencia y genera falsos enemigos contra los cuales lucha con millones de dólares invertidos en armas y ejércitos;
Entonces ¿qué hacemos?
Lo que haga falta para que lo que sigue sea lo que guíe nuestros pasos, para que las luchas de hoy nos permitan el acceso a nuestros derechos negados el día de mañana, para que el derecho al libre desarrollo de la personalidad, a la identidad personal, a la propia imagen y a la libre autodeterminación, en relación con el principio de dignidad humana, sean una realidad en un futuro próximo al igual que el resto de los derechos que necesitamos.
Sigamos organizándonos, dialogando en semilleros, construyendo un frente común por el alto a las guerras.
Sumemos iniciativas como las que ya están en las calles, pueblos y universidades de las que forma parte una Caravana que el próximo año recorrerá Honduras, El Salvador, Guatemala y México para llegar a la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Drogas que se realizará del 19 al 21 de abril en Nueva York con la voz de pueblos y naciones de estos y varios otros países para mostrar las consecuencias de esta Guerra contra las flores que en realidad es contra las personas, para impulsar la discusión de alternativas que miren hacia otros horizontes posibles y deseables y para exigir un alto a la Guerra y caminar hacia la Paz que queremos.
Por Andrés HS – @hirsoler
Dedicado a quienes reivindican con su práctica cotidiana, con su disposición a romper el tabú en sus familias y comunidades, con sus manifestaciones públicas, con sus palabras en escuelas, en casas, en calles y en redes sociales, este cambio que ya dio el primer paso y que no se conformarán con poder fumar agusto hasta que alcancemos la dignidad y respeto que toda persona merece.
Gracias Marco C. por tus palabras
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